El archipiélago de Luleå se compone de 700 islas, pero eso era algo que ni a Sua ni a Erik les importaba demasiado, dado que huían de la tormenta y de sus perseguidores cuando acabaron en la isla de Klutarna de casualidad. Como lo fue que estuviera deshabitada a causa del temporal. Tampoco es que hubiera mucha gente en un quilómetro cuadrado, pero la tormenta hizo que los dos guardias forestales y las pocas personas que estaban de vacaciones tuvieran que dejar todo e irse por su seguridad.
Al llegar a la isla, Erik comprobó donde estaba la enfermería; no estaba lejos, pero el tiempo no acompañaba. Estaba desesperado, en toda su existencia no se había tenido que encargar de algo tan frágil como era un cuerpo humano y no sabía cómo enfrentarse a ello. Miró a la chica que llevaba en brazos y como la sangre brotaba de su costado. Alzó la vista al cielo, el clima estaba empeorando rápidamente y la lluvia llegaba hasta el alma. Esperaba llegar a tiempo.
Caminaba con dificultad a causa del viento, protegiendo a Sua todo lo que podía. Al llegar a la casa-enfermería, lo primero que hizo Erik fue ponerla en la camilla que había en el centro de la sala y buscar frenéticamente todo lo que necesitaba para ayudar a la chica.
—Joder, joder, joder, joder… —Erik entró en la caseta y arrastró a Sua dentro—. Ni se te ocurra morirte ahora. No es una buena forma de evitar que hablemos de lo de ayer.
—No es una excusa… auch. —Sua intentó incorporarse, pero su cuerpo le dijo que no y volvió a caer semi inconsciente.
—Sua, mi… ¡Mujer! Tienes que reaccionar. No puedes dormirte, sé que lo que te voy a hacer no va a ser agradable, pero necesito que estés despierta.
—Qué… —La muchacha a duras penas se mantenía despierta.
—Voy a coserte la herida, así que necesito que luches con todas tus fuerzas para no desvanecerte.
El corte era profundo, pero no tan preocupante como pensó al principio. Limpió la herida con unas gasas para después aplicar un poco de yodo. Respiró profundamente y empezó a coser la herida. Los gritos de Sua resonaron en toda la isla; cada puntada era como un desgarro para Erik y esperaba que el sufrimiento mereciera la pena.
Hasta que no terminó de coser a Sua y cubrió la herida, no se dio cuenta de que estaba cubierto de sangre y el instinto luchaba por salir. Anhelaba la sangre de la chica desde la primera vez que se encontraron, pero nunca pensó que acabaría embadurnado. Apartó sus deseos más primitivos y se acercó a la muchacha.
—Sua, venga. Despierta… Joder, estás muy débil. Necesi… —Erik volvió a mirarse las manos llenas de sangre y pensó en una locura que podría funcionar—. Sua, despierta. Necesito que hagas algo por mí.
—Erik, déjame dormir, estoy muy cansada. —La voz de la muchacha era un hilo casi inaudible.
—Necesito que comas.
—¿Qué? —Sua le miró con los ojos adormilados.
—Quiero que me muerdas, necesitas alimentarte. Necesitas sangre. Quizá la mía no tenga muchos nutrientes. —Erik se rio de sus palabras y de los nervios, se quitó la camiseta mojada que tenía puesta, sentó a Sua en la camilla y la miró a los ojos sin soltarla —. Pero necesito que te alimentes, necesito que tu parte vampírica actúe para que te cures rápido.
—Erik… Sabes que nunca me he alimentado como tú.
—Créeme, sabrás hacerlo. Es parte de ti. —Erik apoyó la cabeza de Sua en su hombro y susurró a su oído—. Muérdeme Sua, muérdeme como te dice tu instinto. —La chica miró de soslayo a Erik, sonrió cansada, cerró los ojos, lamió el cuello de Erik y clavó sus colmillos despacio, temiendo hacer daño, pero a la vez disfrutando del líquido rojo que brotaba de su piel—. Bien Sua, bien. —Erik animaba a la muchacha mientras la apretaba contra su cuerpo para que no se soltase.
Sua fue ganando en intensidad en la succión, hasta que llegó un momento en el que Erik estuvo a punto de desfallecer. El vampiro pudo quitar a la chica a tiempo, y la vio mucho mejor: estaba más despierta y el color había vuelto a su piel, pero su cara mostraba contrariedad. Lo último que escuchó Erik antes de desmayarse fue su nombre de labios de Sua.
—¿Qué ha pasado? —Erik se despertó sobresaltado.
—Tranquilo. — Sua calmó al vampiro, que estaba tumbado en el suelo con la cabeza apoyada en su regazo—. Te desmayaste. Creo que me vine muy arriba.
Erik se tocó el cuello, donde Sua había mordido, pero ya no había ninguna señal de que eso hubiera ocurrido. No podía dejar pensar en lo que había pasado: la adrenalina del mordisco, las uñas de Sua en su espalda… ¿Siempre era así? Nunca pudo recordar como fue su transformación, pero esa era una sensación que no quería olvidar.
—Gracias, pero ahora eres tú el que necesitas alimentarte y descansar.
—Estoy acostumbrado a pasar hambre, no te preocupes. Estoy bien. Te recuerdo que no dormimos.
—Quién lo diría, porque has estado inconsciente más de media hora. He estado a punto de salir a por una cabra o algún animal al que pudieras comer.
—Puaj, animales. Prefiero comer de otro tipo de envases… Perdón, no quise ofender.
—Tranquilo, no me ofendo. Empiezo a acostumbrarme, pero si ya estás mejor mis piernas necesitan recuperar la movilidad. —Sua se levantó dejando que la cabeza de Erik chocara con el suelo.
—Veo que te has recuperado bien. —Erik se levantó y se mareó en el proceso—. Vale, esto es nuevo.
—¿Estás bien? —Sua se acercó, le acarició la barba que empezaba a salir y le apartó el pelo de la cara para verle mejor. El chico cerró los ojos y disfrutó de la caricia.
—Sí. Lo de marearme es una situación nueva, pero supongo que será porque alguien me ha dejado seco.
Un árbol interrumpió la conversación cuando decidió que el mejor sitio para aterrizar era el tejado de la enfermería, haciendo que las ventanas estallasen y dejando patente que no era un buen sitio para refugiarse.
—Con todo esto me había olvidado de la tormenta. Tenemos que cambiar de sitio, estamos demasiado cerca de la costa. —Inspeccionó las ramas que habían entrado por la ventana.
—Erik, por lo que pone este mapa, no es que haya mucho sitio donde refugiarse. Estamos en una isla enana. Por cierto, ¿nos siguió alguien hasta aquí? —Sua estaba mirando el cuadro que había en la pared del despacho contiguo a la camilla.
—La verdad es que ni siquiera me preocupé por eso, solo de que sobrevivieras. —Erik se puso detrás de la chica.
—Gracias.
—No hay de qué. —El brazo de Erik pasó por encima de Sua y señaló un punto en el mapa—. Ese parece un buen sitio para refugiarnos, está en el centro de la isla y no hay muchos árboles alrededor. Salgamos de aquí.
—¿Estás seguro? —Sua miraba a los ojos de Erik, estaban oscuros casi negros. Necesitaba alimentarse con urgencia. No sabía si un vampiro podía morir de hambre, pero no quería comprobarlo. Y en ese momento no podía devolverle el favor porque todavía estaba débil.
Sua abrió la puerta de la enfermería. El viento y la lluvia le dieron la bienvenida; cogió a Erik por la cintura y puso su brazo por encima de su hombro y le ayudó a caminar.
—Puedo yo solo, gracias.
—Déjame ayudarte, por favor. Sabes que puedo contigo, no protestes o te llevo en brazos o a cuestas. Tú eliges.
—Vale. Vamos.
La pareja luchaba contra el viento, la lluvia y todo lo que traía el primero. Lentos pero seguros lograron llegar a la caseta más alejada de la costa. En el camino, Sua vio algo que llamó su atención y, cuando dejó a Erik en la cabaña y se aseguró de que él estaba bien, volvió a salir.
—¿Dónde te habías metido? —Erik sonaba preocupado.
—Pues te traigo la cena. No me pongas mala cara, que he cogido esto para ti. —Sua sonreía ampliamente mientras le ofrecía una oveja chorreando, que protestaba activamente, e intentaba cerrar la puerta de la caseta con una pierna.
—Podías haberla noqueado, o algo. Pero reconozco que es gracioso verte luchar con la oveja.
—A ver, es que no quiero hacerle daño. No me mires así, yo te la traigo y tú te encargas de tu cena. Pobre animal.
—¿Te recuerdo qué comiste antes? —Erik la miró con intensidad.
—Espero que no se repita.
—Espero que no, no en las mismas circunstancias —susurró para sí mismo.
—¿Qué?
—¿Qué?
—Me pareció que decías algo.
—¿Yo? No. Trae la oveja, que me la voy a comer.
Cuando Erik terminó con la oveja y dejó los restos fuera, Sua aseguró la puerta principal. La caseta donde se habían resguardado resultó ser la sauna de la isla y solo tenía dos ventanucos, en la zona de las duchas, muy gruesos y bien asegurados, No había árboles cerca, así que por lo menos no les caería ninguno encima; solo quedaba rezar porque el viento no empotrase ninguno en el lugar en el que estaban.
Con las prisas de la evacuación la calefacción y la sauna quedaron encendidas y decidieron aprovecharlo dándose una ducha, secando su ropa y utilizando la sauna. Erik usó las duchas comunes, mientras que Sua se metió en un vestuario con una pequeña ducha privada. Cuando la chica entró en la sauna, Erik estaba tumbado en los bancos superiores con los ojos cerrados y su pelo cobrizo caía en el banco.
—¿Te vas a quedar en la puerta? Ven túmbate y relájate un poco —Erik habló en un susurro y sin abrir los ojos.
—Voy.
Sua se tumbó en el mismo banco que Erik, cabeza con cabeza, y cerró los ojos. Todo lo que había vivido en los últimos meses apareció en su mente: un padre resucitado, uno que no es normal, un tío asesino, una orden siniestra, una amiga, un padre desaparecido y una promesa. Y encima estaba el tema Erik.
—No crees que hemos evitado demasiado el tema. Ya no estás herida.
—Qué tema.
—Sua, no te hagas la tonta. No te pega nada. —Erik se había incorporado y acariciaba el pelo de la muchacha—. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera ardido nuestra habitación? —La chica también se había incorporado, estaba frente a él que no dejaba de acariciar su melena rubia, su cara y su hombro.
—Erik… Ayer fue ayer. —Sua cerró los ojos cuando notó un dedo del chico reseguir su mandíbula—. Eres un demonio.
—Habló el ángel. Quiero saber que has hecho para que recorra todo el país en busca de un señor que ni me va ni me viene.
—Te pagué por ello.
—Nimiedades.
—Sofía te ordenó que lo hicieras.
—Hace tiempo que eso dejó de importar.
—No sé qué quieres de mí.
—Y tú de mí. —Erik sostuvo la cara de la chica entre sus manos—. Solo sé que casi me vuelvo loco cuando te hirieron y me he comido una oveja por ti. —Los dos rieron levemente ante esta afirmación—. Sua, te conté toda la verdad porque no quiero que me odies y te apartes de mí.
—Esto no está bien. —Sua estaba frente con frente con Erik.
—Acuérdate de nuestro primer encuentro, dime que no sueñas con aquel día. Porque tu tortazo plantó semilla.
—Erik, yo… —Sua sabía que él tenía razón, pero su cabeza le decía que no estaba bien del todo.
—¿Qué es lo que quieres hacer ahora? No pienses en nada, solo haz lo que quieres hacer. —Erik no dejaba de acariciar su pelo.
—Es que, si empiezo lo que quiero, no sé si podré parar.
—Pues que no pare.
Erik se acercó y besó en los labios a Sua, primero suave, dulce, despacio para luego seguir con urgencia y pasar a un beso apasionado lleno de cuentas pendientes y promesas futuras. Fuera la tormenta rugía furiosa.
Al llegar a la isla, Erik comprobó donde estaba la enfermería; no estaba lejos, pero el tiempo no acompañaba. Estaba desesperado, en toda su existencia no se había tenido que encargar de algo tan frágil como era un cuerpo humano y no sabía cómo enfrentarse a ello. Miró a la chica que llevaba en brazos y como la sangre brotaba de su costado. Alzó la vista al cielo, el clima estaba empeorando rápidamente y la lluvia llegaba hasta el alma. Esperaba llegar a tiempo.
Caminaba con dificultad a causa del viento, protegiendo a Sua todo lo que podía. Al llegar a la casa-enfermería, lo primero que hizo Erik fue ponerla en la camilla que había en el centro de la sala y buscar frenéticamente todo lo que necesitaba para ayudar a la chica.
—Joder, joder, joder, joder… —Erik entró en la caseta y arrastró a Sua dentro—. Ni se te ocurra morirte ahora. No es una buena forma de evitar que hablemos de lo de ayer.
—No es una excusa… auch. —Sua intentó incorporarse, pero su cuerpo le dijo que no y volvió a caer semi inconsciente.
—Sua, mi… ¡Mujer! Tienes que reaccionar. No puedes dormirte, sé que lo que te voy a hacer no va a ser agradable, pero necesito que estés despierta.
—Qué… —La muchacha a duras penas se mantenía despierta.
—Voy a coserte la herida, así que necesito que luches con todas tus fuerzas para no desvanecerte.
El corte era profundo, pero no tan preocupante como pensó al principio. Limpió la herida con unas gasas para después aplicar un poco de yodo. Respiró profundamente y empezó a coser la herida. Los gritos de Sua resonaron en toda la isla; cada puntada era como un desgarro para Erik y esperaba que el sufrimiento mereciera la pena.
Hasta que no terminó de coser a Sua y cubrió la herida, no se dio cuenta de que estaba cubierto de sangre y el instinto luchaba por salir. Anhelaba la sangre de la chica desde la primera vez que se encontraron, pero nunca pensó que acabaría embadurnado. Apartó sus deseos más primitivos y se acercó a la muchacha.
—Sua, venga. Despierta… Joder, estás muy débil. Necesi… —Erik volvió a mirarse las manos llenas de sangre y pensó en una locura que podría funcionar—. Sua, despierta. Necesito que hagas algo por mí.
—Erik, déjame dormir, estoy muy cansada. —La voz de la muchacha era un hilo casi inaudible.
—Necesito que comas.
—¿Qué? —Sua le miró con los ojos adormilados.
—Quiero que me muerdas, necesitas alimentarte. Necesitas sangre. Quizá la mía no tenga muchos nutrientes. —Erik se rio de sus palabras y de los nervios, se quitó la camiseta mojada que tenía puesta, sentó a Sua en la camilla y la miró a los ojos sin soltarla —. Pero necesito que te alimentes, necesito que tu parte vampírica actúe para que te cures rápido.
—Erik… Sabes que nunca me he alimentado como tú.
—Créeme, sabrás hacerlo. Es parte de ti. —Erik apoyó la cabeza de Sua en su hombro y susurró a su oído—. Muérdeme Sua, muérdeme como te dice tu instinto. —La chica miró de soslayo a Erik, sonrió cansada, cerró los ojos, lamió el cuello de Erik y clavó sus colmillos despacio, temiendo hacer daño, pero a la vez disfrutando del líquido rojo que brotaba de su piel—. Bien Sua, bien. —Erik animaba a la muchacha mientras la apretaba contra su cuerpo para que no se soltase.
Sua fue ganando en intensidad en la succión, hasta que llegó un momento en el que Erik estuvo a punto de desfallecer. El vampiro pudo quitar a la chica a tiempo, y la vio mucho mejor: estaba más despierta y el color había vuelto a su piel, pero su cara mostraba contrariedad. Lo último que escuchó Erik antes de desmayarse fue su nombre de labios de Sua.
—¿Qué ha pasado? —Erik se despertó sobresaltado.
—Tranquilo. — Sua calmó al vampiro, que estaba tumbado en el suelo con la cabeza apoyada en su regazo—. Te desmayaste. Creo que me vine muy arriba.
Erik se tocó el cuello, donde Sua había mordido, pero ya no había ninguna señal de que eso hubiera ocurrido. No podía dejar pensar en lo que había pasado: la adrenalina del mordisco, las uñas de Sua en su espalda… ¿Siempre era así? Nunca pudo recordar como fue su transformación, pero esa era una sensación que no quería olvidar.
—Gracias, pero ahora eres tú el que necesitas alimentarte y descansar.
—Estoy acostumbrado a pasar hambre, no te preocupes. Estoy bien. Te recuerdo que no dormimos.
—Quién lo diría, porque has estado inconsciente más de media hora. He estado a punto de salir a por una cabra o algún animal al que pudieras comer.
—Puaj, animales. Prefiero comer de otro tipo de envases… Perdón, no quise ofender.
—Tranquilo, no me ofendo. Empiezo a acostumbrarme, pero si ya estás mejor mis piernas necesitan recuperar la movilidad. —Sua se levantó dejando que la cabeza de Erik chocara con el suelo.
—Veo que te has recuperado bien. —Erik se levantó y se mareó en el proceso—. Vale, esto es nuevo.
—¿Estás bien? —Sua se acercó, le acarició la barba que empezaba a salir y le apartó el pelo de la cara para verle mejor. El chico cerró los ojos y disfrutó de la caricia.
—Sí. Lo de marearme es una situación nueva, pero supongo que será porque alguien me ha dejado seco.
Un árbol interrumpió la conversación cuando decidió que el mejor sitio para aterrizar era el tejado de la enfermería, haciendo que las ventanas estallasen y dejando patente que no era un buen sitio para refugiarse.
—Con todo esto me había olvidado de la tormenta. Tenemos que cambiar de sitio, estamos demasiado cerca de la costa. —Inspeccionó las ramas que habían entrado por la ventana.
—Erik, por lo que pone este mapa, no es que haya mucho sitio donde refugiarse. Estamos en una isla enana. Por cierto, ¿nos siguió alguien hasta aquí? —Sua estaba mirando el cuadro que había en la pared del despacho contiguo a la camilla.
—La verdad es que ni siquiera me preocupé por eso, solo de que sobrevivieras. —Erik se puso detrás de la chica.
—Gracias.
—No hay de qué. —El brazo de Erik pasó por encima de Sua y señaló un punto en el mapa—. Ese parece un buen sitio para refugiarnos, está en el centro de la isla y no hay muchos árboles alrededor. Salgamos de aquí.
—¿Estás seguro? —Sua miraba a los ojos de Erik, estaban oscuros casi negros. Necesitaba alimentarse con urgencia. No sabía si un vampiro podía morir de hambre, pero no quería comprobarlo. Y en ese momento no podía devolverle el favor porque todavía estaba débil.
Sua abrió la puerta de la enfermería. El viento y la lluvia le dieron la bienvenida; cogió a Erik por la cintura y puso su brazo por encima de su hombro y le ayudó a caminar.
—Puedo yo solo, gracias.
—Déjame ayudarte, por favor. Sabes que puedo contigo, no protestes o te llevo en brazos o a cuestas. Tú eliges.
—Vale. Vamos.
La pareja luchaba contra el viento, la lluvia y todo lo que traía el primero. Lentos pero seguros lograron llegar a la caseta más alejada de la costa. En el camino, Sua vio algo que llamó su atención y, cuando dejó a Erik en la cabaña y se aseguró de que él estaba bien, volvió a salir.
—¿Dónde te habías metido? —Erik sonaba preocupado.
—Pues te traigo la cena. No me pongas mala cara, que he cogido esto para ti. —Sua sonreía ampliamente mientras le ofrecía una oveja chorreando, que protestaba activamente, e intentaba cerrar la puerta de la caseta con una pierna.
—Podías haberla noqueado, o algo. Pero reconozco que es gracioso verte luchar con la oveja.
—A ver, es que no quiero hacerle daño. No me mires así, yo te la traigo y tú te encargas de tu cena. Pobre animal.
—¿Te recuerdo qué comiste antes? —Erik la miró con intensidad.
—Espero que no se repita.
—Espero que no, no en las mismas circunstancias —susurró para sí mismo.
—¿Qué?
—¿Qué?
—Me pareció que decías algo.
—¿Yo? No. Trae la oveja, que me la voy a comer.
Cuando Erik terminó con la oveja y dejó los restos fuera, Sua aseguró la puerta principal. La caseta donde se habían resguardado resultó ser la sauna de la isla y solo tenía dos ventanucos, en la zona de las duchas, muy gruesos y bien asegurados, No había árboles cerca, así que por lo menos no les caería ninguno encima; solo quedaba rezar porque el viento no empotrase ninguno en el lugar en el que estaban.
Con las prisas de la evacuación la calefacción y la sauna quedaron encendidas y decidieron aprovecharlo dándose una ducha, secando su ropa y utilizando la sauna. Erik usó las duchas comunes, mientras que Sua se metió en un vestuario con una pequeña ducha privada. Cuando la chica entró en la sauna, Erik estaba tumbado en los bancos superiores con los ojos cerrados y su pelo cobrizo caía en el banco.
—¿Te vas a quedar en la puerta? Ven túmbate y relájate un poco —Erik habló en un susurro y sin abrir los ojos.
—Voy.
Sua se tumbó en el mismo banco que Erik, cabeza con cabeza, y cerró los ojos. Todo lo que había vivido en los últimos meses apareció en su mente: un padre resucitado, uno que no es normal, un tío asesino, una orden siniestra, una amiga, un padre desaparecido y una promesa. Y encima estaba el tema Erik.
—No crees que hemos evitado demasiado el tema. Ya no estás herida.
—Qué tema.
—Sua, no te hagas la tonta. No te pega nada. —Erik se había incorporado y acariciaba el pelo de la muchacha—. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera ardido nuestra habitación? —La chica también se había incorporado, estaba frente a él que no dejaba de acariciar su melena rubia, su cara y su hombro.
—Erik… Ayer fue ayer. —Sua cerró los ojos cuando notó un dedo del chico reseguir su mandíbula—. Eres un demonio.
—Habló el ángel. Quiero saber que has hecho para que recorra todo el país en busca de un señor que ni me va ni me viene.
—Te pagué por ello.
—Nimiedades.
—Sofía te ordenó que lo hicieras.
—Hace tiempo que eso dejó de importar.
—No sé qué quieres de mí.
—Y tú de mí. —Erik sostuvo la cara de la chica entre sus manos—. Solo sé que casi me vuelvo loco cuando te hirieron y me he comido una oveja por ti. —Los dos rieron levemente ante esta afirmación—. Sua, te conté toda la verdad porque no quiero que me odies y te apartes de mí.
—Esto no está bien. —Sua estaba frente con frente con Erik.
—Acuérdate de nuestro primer encuentro, dime que no sueñas con aquel día. Porque tu tortazo plantó semilla.
—Erik, yo… —Sua sabía que él tenía razón, pero su cabeza le decía que no estaba bien del todo.
—¿Qué es lo que quieres hacer ahora? No pienses en nada, solo haz lo que quieres hacer. —Erik no dejaba de acariciar su pelo.
—Es que, si empiezo lo que quiero, no sé si podré parar.
—Pues que no pare.
Erik se acercó y besó en los labios a Sua, primero suave, dulce, despacio para luego seguir con urgencia y pasar a un beso apasionado lleno de cuentas pendientes y promesas futuras. Fuera la tormenta rugía furiosa.
FIN
- Este relato está enmarcado en el Reto de
escritura de #OrigiReto2019 para el objetivo 15.- Cuenta una
historia que suceda en una isla deshabitada.
- Objetos ocultos: 20.- un ángel, 21.- un demonio
- 2010 palabras.
- Medallas: espera que cuente… Sigue sin haber, lo siento.
- Podéis consultar las bases, y apuntaros, en estos preciosos blogs: aquí
o aquí.
(Son los blogs de @Stiby2
y @MUSAJUE
respectivamente.)
- Encontraréis mis demás relatos del reto aquí.
Me encanta volver a tener a Sua y a Erik aquí, aunque sea en una situación no precisamente ideal. Espero que no les cayeran más árboles encima, y que el clima mejorara, que no se puede ir por la vida con este clima tan de novela gótica.
ResponderEliminarPor otra parte, te has dejado una frase que es un párrafo. Pero a estas alturas ya, no me dan las energías ni para decirte cuál xD
Te quiero, bonica, ¡y suerte con el mes que viene!
¡¡Graciaaaaaaaaaaaaaaaaasss!! ¡¡Bonica tu, reina, válida, paciente!!
EliminarY mira, las frases sueltas van a ser mi meme xDDD Y respecto al clima con esto de la emergencia climática no lo tengo yo muy claro, la verdad...
I loviu tuu
Holaaaa!!
ResponderEliminarPues me ha gustado! Ya echaba de menos tus prontas recurrentes (me he reído con el prevuously on).
Lo del árbol en el tejado me ha parecido muy dramático. Lo digo como si el resto de comerse una oveja y darle al vampirismo por primera vez no lo fuese o algo pero xdddd
Vale aquí podría hacer una trampa y editar el comentario porque al parecer no es así y entendí mal (me tomé la metáfora a la tremenda jajaja) pero no voy a editar porque me gusta la versión de la paranoia que me monté en mi cabeza:
Me ha sorprendido que fuesen ángel y demonio porque pensaba todo el rato en vampiro y humana. Él sabía que sería algo raro porque dices al principio"existencia" en lugar de "vida" y eso levanto mis alarmas pero Sua pensé que sería humana... Así que me desconcertó eso de que pudiese comer sangre jaja.
Anyway un relato muy dinámico y geniales tus protas recurrentes. Ánimo!
xDDDD Ay meter ángel y demonio como adjetivos te ha llevado a la confusión, mil perdones xDDD
EliminarY bueno, como ya has intuido Sua humana-humana no es xD Te recuerdo que su padre es de la misma especie que Erik, así que... xD
Muchísimas gracias Stiby!!!
Eeey, Sue y Erik, ¡cuánto tiempo! Lo malo es que no me acuerdo de nada del resto de la historia, ay XD.
ResponderEliminarMe he reído un montón con el subtexto erótico ("¿Qué?" "¿Qué?" jajaja). Y cuando se quita la camisa, lol.
Ya sabes que no es mi rollo pero entiendo que, a quien le guste el género, lo gozaría con esas escenas a tope así que mis dies.
¡Hasta luego!
A ver, se tenía que quitar la camiseta que si no es muy complicado de morder, y luego se mancha xDDDD
EliminarMe alegra un montón que te hayas reído ^o^ *Nes se aleja contenta con agitando los dieses otorgados*
Ta lueeee!!!
Ahhhhh!! Sua y Erik! que tensión ya desde el comienzo con Sua herida :S Lo he pasado mal con esa parte, creí que la cosa terminaba en drama, pero me gusta como interactuan durante todo el relato y con esa tormenta terrible de fondo. la verdad no esperaba/recordaba que ninguno de los dos fuera vampiro ni nada que no fuera humano, pero me falla la memoria un poco y no los recuerdo en todo su contexto xD eso sí, el tira y afloja que tienen todo el tiempo y esa atracción que se siente a la legua... realmente se nota que son el uno para el otro xD Me he reido con lo de que le traiga la oveja xD
ResponderEliminarMuy chulo en general, fresco y con mucho dialogo, es entretenido y me ha gustado verlos (leerlos?) de nuevo :P Enhorabuena ^^ no te preocupes por las medallas, en realidad tienes al menos 8 ;3
.KATTY.
yaaaaaaaaaaaaaaay Que me gusta lo de que te guste y más lo de la oveja, hay una toma falsa donde la oveja bala después del segundo qué xDDDD
EliminarJo que guay que te haya gustado leerlos de nuevo, snif snif *se aleja al horizonte emocionada* Gracias por comentar y nos leemos pronto *agita el pañuelo en señal de despedida*