—Ya les he dicho qué no tengo ni idea de dónde ha salido
esta chica. Me la he encontrado en la calle y les he llamado a ustedes.
Miguel había salido del “Rock&Me” a las cinco de la
mañana como cada viernes, trabajar en el pub le venía bien para pagarse los
estudios en la universidad. Al cabo de recorrer dos calles escuchó un lamento,
pensó que sería un gato pero sonaba demasiado a humano y se alarmó pensando que
alguien podría haber abandonado un bebé. No se encontró un recién nacido, por
suerte, pero lo que vio fue algo extraño: una muchacha con un vestido lila con
pinta de ser de otro siglo, con una melena rubia que le llegaba hasta los pies
e inmediatamente llamó al cero noventa y uno.
—Y dice qué se la encontró tirada entre los contenedores
—Sí, sí. Cómo se lo cuento. ¿Está bien la chica? —Miguel
miraba la ambulancia donde estaba la chica inconsciente.
—Sí. Pero la chica es un misterio, no tenía documentación
encima ni nada que pueda identificarla… ¿No vio a nadie sospechoso?
—No había nadie por la calle. Ya le digo, cerré el bar y
ya no había nadie.
—Bueno, si recuerda algo o recibe alguna noticia de la
mujer no dude en contactar conmigo —el policía le dio una tarjeta al chico
donde ponía su nombre y el teléfono.
Mientras Miguel iba a su casa después de todo el lío, no
dejaba de darle vueltas al tema de la chica. Estaba sola, no tenía a nadie.
Escuchó a los sanitarios decir a que hospital iban y decidió que sería mejor ir
allí, que haber ido a casa y no dormir.
—Buenas noches, ¿Ha ingresado aquí una chica con una
melena enorme? —Miguel estaba nervioso, esta arrepintiéndose de haber ido.
—¿Es familiar? —La voz de la chica era monótona y se
notaba cansada.
—No. Yo fui quien la encontró.
—Oh. Un momento —la chica cogió el teléfono y habló con alguien,
al cabo de cinco minutos apareció un médico.
—Buenas noches, soy el Doctor Vega. Me han dicho que es
usted quién encontró a la chica de la cabellera infinita.
—Hola, buenas noches. Sí, efectivamente, yo encontré a la
chica. Soy Miguel.
—Bien Miguel, necesito que me diga exactamente como la
encontró.
—Pues estaba tirada en el suelo, no sé qué más decirle
—el chico estaba confuso no sabía bien que es lo que quería el médico
exactamente.
—¿En qué posición estaba? Boca arriba, boca abajo con
alguna pierna doblada…
—De lado y ahora que lo dice, la chica tenia los brazos extendidos
como si se hubiera arrastrado. ¿Esto es importante? ¿Cómo está?
—Toda información es de ayuda, está bien.
—¿Podría verla?
El médico miró a la enfermera que estaba a su lado, y
después de que ella asintiera el médico habló.
—Creo que no haya problema. Seguramente le haga bien que
vea que hay alguien que la visita.
—Gracias doctor Vega.
Miguel se fue a la habitación que le indicaron, dio tres
toques en la puerta y esperó.
—¿Adelante? —La voz de la chica sonaba miedosa.
—Hola —el chico entró nervioso—, soy Miguel. Yo te
encontré hace un rato.
—Oh, gracias —La chica estaba sentada en la cama, apoyaba
su espalda en el respaldo de la cama y tenía los brazos alrededor de sus piernas,
y el pelo le caía en cascada.
—De nada. Puedo hacerte una pregunta.
—Bueno.
—¿Recuerdas qué te pasó?
—Recuerdo que Madre me tenía encerrada en casa por mi
seguridad. Y que vi algo por la tele… Se puso furiosa y recuerdo correr. Apenas
había corrido nunca, me costaba mucho.
—¿Recuerdas dónde vivías?
—En un edificio muy alto. En la última planta.
—¿Un ático?
—No sé. Para mí era como las torres que hay en mis libros
—la chica miró con pena a Miguel, estaba muy triste.
—Tu madre tiene pinta de ser muy estricta.
—No es mi madre —lo dijo de repente y fue como si tuviese
una revelación—. ¡Eso es! Estaba viendo en la televisión un programa de esos en
donde la gente busca a personas desaparecidas. Esperaba a que Madre llegase de
trabajar, tenía la mesa puesta y preparada con una cena deliciosa, y apareció
en la televisión una señora que llevaba 17 años buscando a su hija. La habían
secuestrado con tres años en un parque de la ciudad. Cuando vi la foto me quedé
blanca. Era yo. Lo sé porque tengo una foto con Madre con tres años y la misma
ropa. Siempre le preguntaba que por qué no había fotos mías siendo bebe o de
ella embarazada y al principio me daba largas, luego me dijo que hubo un
incendio en nuestra antigua casa y que se perdió todo. Lo acepté. Pero ahí
estaba en la televisión: mi foto. Y mis padres. Por que había un señor hablando
a la cámara diciendo que nunca habían dejado de buscarme. Y justo llegó ella.
Madre se enfadó, me golpeó (es algo que suele hacer si hago algo mal, como un
calcetín mal doblado o que la cena esté a y cinco y no a en punto), me gritó.
Pero esta vez me enfrenté a ella y le pregunté por qué. Me dio otro bofetón y
se fue a su habitación a por la vara. Me golpeaba así solo en ocasiones
especiales, cuando había sido realmente mala. Hacía años que no veía la vara.
En ese momento aproveché y me escapé. La puerta no estaba asegurada, supongo
que por el disgusto que se llevó al verme viendo la tele (cosa que tenía un
poco prohibida). Corrí y corrí y no dejé de correr hasta que me desmayé.
Un momento de silencio ante la evidencia de quien estaba
delante de Miguel: Rebeca Rapunzel. Secuestrada con tres años, hija de padres
poderosos, su secuestro no cayó en el olvido y cada poco hay especiales en
televisión.
Miguel llamó al inspector, después de asegurarse de que
la chica estuviera bien, y le contó todo lo que la chica le había dicho. A
primera hora de la mañana los padres de la muchacha estaban abrazados como
lapas a la chica, aun así los médicos hicieron una prueba de ADN para
asegurarse. Dio positivo.
Aún siguen buscando a Madre.
FIN
- Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2018 para el objetivo 11- Usa una historia conocida para cambiar la época en la que sucede y adaptarla.
- Podéis consultar las bases y apuntaros a participar en estos preciosos blogs: aquí o aquí. (Son los blogs de @Stiby2 y @MUSAJUE respectivamente.)
- Encontraréis mis demás relatos del reto aquí.
Muy buenas guapa.
ResponderEliminarAl inicio pensé que sería el de las preguntas, porque, bueno ¡hay muchas preguntas! jeje
Pero veo que finalmente ha sido el del cuento. Me gsuta mucho ese cuento así que yo feliz, eso sí, se me ha hecho un poco larga la explicación de la chica. Resulta poco creíble porque nadie habla tanto tan seguido. Igual molaría poner algunos puntos suspensivos o dudas, o algo así.
Por lo demás, solo comentar un par de frases:
"Y dice qué se la encontró tirada entre los contenedores" ese qué va sin tilde (y falta el punto al final xd)
Y en esta "Seguramente le haga bien que vea que hay alguien que la visita." sería más claro poner "ver que hay alguien que..."
¡Voy a por el último!