Lume



El ambiente en el Lume era embriagador: la gente estaba entregada al grupo que tocaba en el escenario, los camareros trabajaban frenéticamente e incluso los dueños del local ayudaban en lo que podían.

—Deja que te lleve lejos y deja de pensar… Solos tu y yo, sin ningún control… —Deniz cantaba mientras colocaba una caja de cervezas en la cámara frigorífica del almacén.
—Deniz ¿estás aquí? —Marea apareció detrás de una de las estanterías y vio a su hermano—. Vamos, tenemos trabajo.

Salieron del almacén y la canción que había susurrado antes Deniz retumbaba por todo el local. Los hermanos iban caminando entre la gente, cerca de la barra del bar, para acceder a las escaleras que los llevarían a la planta superior. Entraron en la sala y Marea se sentó en la silla de su despacho, acercándose a la mesa, mientras Deniz decidió que era mejor tumbarse en el sofá que allí había.

—¿Para qué me has arrastrado hasta aquí?
—Ya te lo he dicho, tenemos trabajo.
—¿Quién?
—Yo. —Un hombre entró en el despacho desde la puerta que daba acceso a la calle, sonriendo y con un par de carpetas en la mano.
—Bienvenido, Can. —Deniz se levantó y le dio un gran abrazo.
—Gracias hermano.
—Bienvenido. —Marea se levantó para abrazar a su amigo.
—A ver, Can, cuál es ese maravilloso trabajo que nos trae la policía de Estambul.
—Deniz, no seas capullo. Os traigo algo jugoso: el clan Mollaoğlu.

Tanto Deniz como Marea miraron las carpetas que les tendió Can, contenían información sobre los últimos movimientos de uno de los clanes mafiosos más peligrosos de la ciudad, no contaban nada que no supieran ya los hermanos Ateş, a excepción de un artículo.

—¿Qué es esto? ¿Robin Hood? —Marea miraba inquisitiva a Can.
—Sí. Ha aparecido un benefactor en Tuzla, que va saldando las deudas de la gente y dando dinero a las familias que lo necesitan.
—Eso es genial… Pero sospecho que para ti no lo es tanto porque si no no estarías aquí. ¿A que no me equivoco? —Deniz le sirvió un té a su amigo mientras hablaba y le indicó que se sentara en el sofá, junto a él, mientras Marea se estaba apoyando en la mesa.
—En nada amigo mío, sospechamos que son pagos para que la gente guarde silencio. Creemos que los Mollaoğlu se han establecido allí.
—¿Y qué queréis de nosotros?
—Pues vuestro servicio como detectives. Vosotros podéis llegar a sitios donde mi cargo no me permite ir. —Can no aprobaba ciertos métodos de sus amigos.
—Nosotros nos movemos en grises, tú no te manchas ni queriendo. —Marea se levantó ofendida y miró hacia el gran ventanal que daba al local.
—Sabes a lo que me refiero. —Can volvió al tema principal—. Hemos investigado la zona y la gente no habla. Nada, solo recibimos silencio. Y no está bien visto que la policía investigue a un periodista, aunque sea por el bien de la comunidad.
—Así que quieres que investiguemos a ese tal Fikret. —Deniz miraba el dosier con el ceño fruncido, no le gustaban los periodistas.
—Sí. Y si puede ser hoy, mejor que mañana. Queremos dar caza al gran jefe.
—No eres el único.

Marea, Deniz y Can se quedaron hablando un rato más y luego bajaron a disfrutar del concierto en condiciones, más tarde empezarían a investigar. La noche fue apoteósica, se vio reflejado en la caja y en el lleno del local. Y sin apenas incidencias, más allá de la pérdida de una botella de ron y un idiota fuera del local.

Una vez acabado todo, con la caja hecha, el local recogido, los empleados extra pagados y Anil terminando de cerrar, Deniz y Marea se fueron a casa a descansar. O por lo menos a intentarlo.

—Qué opinas del Robin Hood.
—Estoy con Can, nadie regala duros a pesetas. Y menos en estos tiempos…
—¿Pesequé? —Deniz todavía no controlaba el refranero español y le hacía gracia escuchar a su hermana decirlos en turco.
—Da igual, que nadie da nada gratis. Llámame desconfiada, pero no me gusta este asunto del benefactor, tenemos que encontrar al Fikret este. Mañana voy a la redacción de Turkey Today a ver si averiguo algo. Y ahora me voy a la cama que me hace falta y tú deberías hacer lo mismo.
—Ahora, antes voy a llamar a Mehmet a ver si sabe algo de los Mollaoğlu.
—Ya me dirás. Hasta mañana.
—Hasta mañana.

La noche se fue dando paso a un día claro y frío; la escarcha hacía brillar a los coches a la luz del sol. A la hora de comer, Marea estaba en la redacción dispuesta a averiguar quién era Friket. Lo único que había averiguado, en una investigación preliminar: era el pseudónimo de un periodista (supuestamente) freelance. No se iba a ir del lugar sin un nombre y una dirección.

—Buenos días. Me gustaría hablar con Alí Kurtas.
—¿Tenía una cita concertada? —La recepcionista era de todo menos amable.
—No. Solo quería hablar con él cinco minutos.
—El señor Alí está muy ocupado y no podrá atenderle.
—Pues esperaré.
—Pues esperará para nada, ya le digo yo que no le va a atender.
—Mira niñata, te…
—¿Marea? —Una voz sonó a la espalda de la chica.
—¿Suna?

La providencia quiso que Marea se encontrara con su mejor amiga en la universidad y en la vida en general, y no pudiera terminar la conversación con la recepcionista. La incredulidad inicial dio paso a abrazos y saltitos absurdos de felicidad lejos de la recepción del periódico.

—Pero ¿qué haces aquí? ¿Desde cuando estás en Estambul? ¿Por qué no me has llamado? —Suna no dejaba de abrazar a su amiga.
—Pues, aquí, he venido por trabajo, llevo unos meses viviendo en la ciudad y mira he ido muy de culo y no me he acordado de nadie.
—¡Qué alegría verte! Pero que sepas que estoy enfadada porque no me has dicho que estabas aquí aunque hablamos la semana pasada por teléfono.
—Quería darte una sorpresa al llegar, pero la vida me ha atropellado y no he podido dártela. Ahora la sorprendida soy yo. ¿Desde cuando trabajas aquí? Pensaba que estabas en Istambul News.
—Cambié el mes pasado. Me pagan más aquí y en mejores condiciones.
—Pues me vienes de perlas, ¿conoces a Alí Kurtas?
—Sí, es mi jefe. ¿Qué necesitas de él?
—El nombre de Fikret.
—Fikret. Ya lo tienes, ¡ale! te invito a comer. —Suna jugueteaba con un mechón de su coleta, agarró de un brazo a Marea e intentó alejarla, todavía más, de la redacción.
—Un momento, un momento. Tú sabes quién es Fikret.
—¿Yo? Ni idea. ¿Para qué la buscas?
—Ah, que es una mujer. Pensaba que era un señor. Pues quiero preguntarle una cosa sobre el artículo de Robin Hood.
—Qué cosa. —Suna intentaba aparentar tranquilidad.
—Suna, ¿quién es Friket? No me engañas, ¡estás haciendo lo de siempre!

Suna volvió a coger del brazo a Marea y la sacó de la redacción y del edificio. Marea se dejó llevar y fueron del aparcamiento al coche de Suna, terminando en casa de ésta delante de dos tazas de té.

—Que casa más bonita. Gracias por el té.
—Que te cunda.
—Desembucha.
—Vale, está bien. Fikret soy yo.
—¿Tu eres el periodista estrella, que destapó el caso de los moteros de Ankara y el tráfico de personas de la frontera con Siria?
—Sí. Solo lo saben Alí y el redactor jefe de mi anterior trabajo. Muchas veces me tengo que infiltrar y son muchos meses de curro. Mis compañeros se creen que escribo el horóscopo.
—Madre mía Suna. Si al final tu trabajo no es distinto del mío. —Marea le dio un sorbo al té—. A ver, gran periodista de investigación, qué pasa con ese Robin Hood. Porque no me fio ni un pelo de que eso sea verdad.
—Y tienes razón en no fiarte. —La chica se levantó, salió de la cocina y al volver traía su portátil para mostrarle algo a Marea—. Mira, lo que parecía algo puntual y anecdótico se ha convertido en algo habitual. Tres familias reciben pagos puntualmente todos los últimos viernes del mes. Sé quién hace los pagos.
—El pequeño de los Mollaoğlu.
—¿Cómo lo sabes? —Suna le mostró en pantalla una foto de un joven poniendo sobres en las puertas de las familias agraciadas.
—Can nos ha encargado el trabajo.
—¿Nos?
—¿Te acuerdas de que mi hermano es detective? —Suna asintió—. Pues yo también tengo la licencia y he venido a echarle una mano. Cosas de familia.
—Un día de estos me tienes que presentar a tu hermano y a Can, ahora que estamos todos en el mismo espacio tiempo.
—Eso te pasa por no haber venido a mi boda.
—Bueno, vale. El caso es que los primeros pagos sí que los hizo un anónimo y con buena voluntad, de ahí mi reportaje. Pero luego recibí un soplo de que los Mollaoğlu han utilizado la buena acción para sus asuntos. Allí se debe estar cociendo algo grande.
—¿Droga, armas, gente?
—Me inclino por lo primero. Pero todavía no tengo nada seguro. La gente ve pero no habla; no van a morder la mano del amo.
—Siempre hay alguien a quien los Mollaoğlu han hecho daño y no se deje comprar. Tenemos que encontrar ese eslabón. —Marea miró su móvil, tenía 30 mensajes de Deniz y 5 llamadas perdidas. Y el teléfono volvía a sonar.
—Suerte con eso, llevo dos semanas intentando encontrarlo.
—Perdón. —Al final, Marea cogió la llamada— ¿Qué tripa se te ha roto ahora?
—He logrado hablar con Mehmet y me ha dicho que los Mollaoğlu esperan un cargamento en los muelles de Tuzla.
—Vale, ahora entiendo por qué querían a la gente tranquilita. Te ha dicho de qué se trata.
—No tiene ni idea, su informante tampoco sabe nada. Voy a ver a Can, ¿tú has averiguado algo?
—La confirmación de que es el clan el que está pagando a la gente para que no hable y puedan hacer sus cosas sin preocupaciones.
—¿Qué tal con el Friket ese?
—Esa, y ya te contaré. Te va a hacer gracia. Ya me dirás que te ha dicho Can. Después ¿irás directo al Lume?
—Sí.
—Pues nos vemos allí, hasta luego. —Marea colgó antes de que a su hermano le diera tiempo a despedirse.
—¿Tu hermano? —Suna le había rellenado el vaso con más té.
—Sí, va a hablar con Can… ¿Por qué me miras así?
—Tengo la exclusiva, ¿verdad?
—Toda tuya, mientras ninguno de nosotros salga en la noticia puedes escribir lo que quieras.
—Perfecto: Robin Hood suplantado por familia mafiosa.
—Igual tienes que darle una vuelta al titular, pero no está mal.

Al cabo de una semana el Turkey Today llevaba en portada la caída del clan Mollaoğlu y el arresto de su líder, con una foto del comisario Can Aslan metiéndole en un coche policial. Aquella noche la fiesta en Lume fue antológica.

FIN



Anotaciones:
    • Deniz se lee Denis
    • Can se lee Yan
    • Ateş se lee Atesh
    • Mollaoğlu se lee como si te estuvieras ahogando: moloogu (más o menos y según google)
    • La canción del principio es esta: Carnaval - Uzzhuaïa

  • Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2019 para el objetivo 19.- Básate en una noticia o hecho real para escribir un relato.
  • Noticia escogida: Llámame Robin Hood
  • Objetos ocultos: 13.- Un mensaje (whatsapp, pm…) En este caso 30 mensajes perdidos. 19.- Una botella de ron.
  • 1825 palabras.
  • Medallas: Yok... Espera que me avisan por pinganillo que tengo una: feminista. ¡Olé!
  • Podéis consultar las bases y apuntaros a participar en estos preciosos blogs: aquí o aquí. (Son los blogs de @Stiby2 y @MUSAJUE respectivamente.)
  • Encontraréis mis demás relatos del reto aquí.

CONVERSATION

7 comentarios:

  1. Weno, weno, curiosa noticia, el relato está muy bien, muy de tu estilo :P suena a esas series tuyas ;3 me han parecido curiosos los nombres, sobretodo Marea, la mala leche ahí llamando niñata a la secre xD y que resultara ser una chica, que parece que no se lo esperaba. Mucho dialogo y fácil lectura, ha sido entretenido. Me ha hecho mucha gracia lo de Turkey Today, mira no se por qué me imaginé un pavo dando las noticias, perdón *Facepalm* Un abrazote y bien hecho :3

    .KATTY.

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    1. Gracias Katty!!!!

      Que el logo del periódico sea un pavo en plan NBC... Lo veo xDDDD Y ahora no puedo dejar de ver al pavo dando las noticias xDDDDD

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  2. ¡Buenas, Neswi! Felicidades por tu relato de noviembre, wii, ya solo queda uno.

    Pues qué te voy a decir, me encantan estas mierdas de mafiosos y detectives y pagos y movidas xD. Aunque al inicio me he liado un poco porque le dicen “bienvenido, hermano” a Can, pero no es su hermano ¿no? ¿Supongo que es una forma cariñosa de hablarle? Anyway, la prota me ha caído fetén y que su amiga fuera la periodista (mira, la amiga soy yo. Digo, la periodista soy yo, jajaja), me ha gustado mucho. Y los señoros creyéndose que escribe el horóscopo, es que en fin, señoros viviendo en la parra, 100% real no fake.

    A parte, pues que ya te lo he dicho por priv, que te faltan comas del vocativo a menudo. Además, el final es un pelín rápido, ¿es por el límite de palabras, no? A veces nos la juega. ¡Hasta luego, un abrazo!

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    1. A todo SI xDDDDDD

      Y algún día pondré las comas del vocativo. Gracias reina!!!!

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  3. ¡Holiwi!

    Debo decir que debes tener una beta bastante buena, porque el relato tiene mucho más sentido que la primera vez que lo leí. Te faltan comas de vocativo, que seguro que no es culpa de la beta, y sigues insistiendo en poner demasiada exposición, pero me ha encantado el momento de amigas de la infancia se ayudan mutuamente.

    ¡Un besazo, guapa!

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    1. Yo sé que va a ser de mí si un día me faltas... Eres la mejor de las mejores porque te hizo diooooooooooooooossss su campaneeeeraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa φ(* ̄0 ̄)

      *Si, me ha dado por Joselito. xDDD Gracias preciosa!!

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  4. Hola!!
    Qué curiosa la noticia elegida, la verdad.
    Sobre el relato me ha gustado mucho el reencuentro de las amigas y que Robin Hood sea en realidad una chica. ¿Por qué siempre tendremos a pensar en un señor?

    Anyway tengo que decir que los diálogos esta vez no me han parecido tan naturales como habitualmente, ya que los usas para explicar el contexto y no tanto como un diálogo, en algunas ocasiones. No sé si me explico.

    Tampoco soy yo muy de detectives así que este relato me ha hecho gracia por la noticia y el reencuentro pero no es de mi rollo.

    Abracito!

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